Todos en algún momento tomamos una mirada de las cosas que busca una explicación, unas veces llevados por la sorpresa y otras por el deseo de resolver algún enigma. Tanto en una como en otra, sentimos el interés por comprender lo que creemos conocido: buscamos curiosamente. El asombro nos pone en movimiento. Los niños son grandes maestros en sentirlo y practicarlo. Thomas Mann decía que “los niños contemplan para admirar y admiran para aprender”. ¡Permitámonos esos momentos de disfrutar descubriendo!