Es un hecho constatado que el futuro nos depara experiencias imposibles de predecir. Así, podemos hallar muchos los episodios en los que nuestra cotidianidad está sujeta a numerosos avatares, los cuales detienen por un tiempo nuestros avances. Llegados a este punto nuestro cometido no ha de ser darnos por vencidos, sino aceptarlos como algo puntual. Objetivo: evitar a toda costa desbaratarse.